En la mente de Juan Pablo Córdoba se arremolinaban, se engarchaban y engrampaban los pensamientos más uterinos: veía toda su vida pasar frente a sus ojos y veía los fragmentos de su colon pasar flotando en sangre marrón (o caca roja, todavía no estaba muy claro).
Estaba en una llanura campestre, y el sol teñía el cielo de amarillo. No sentía dolor. Estaba con su padre, el renombrado Juan Pablo Formosa. Tenía 10 años.
- Y cuando vas a acabar tenés que sacarla - le estaba diciendo su padre.
- Pero padre, no estoy listo para ser un hombre.
- Claro que lo estás, muchacho, lo supe apenas te vi pelar aquella patata. - Le puso una mano en el hombro - Pelas patatas como un verdadero hombre.
Habiendo dicho eso, lo derribó de un sopapo y comenzó a patearlo con violencia hasta que hubo perdido el conocimiento.
Juan Pablo Córdoba despertó y era de noche. Dedujo que estaba 15 kilómetros al sur de la granja por la posición de las estrellas y ahí mismo mató un buey para saciar su hambre. Tres días mas tarde derrumbó la puerta de su casa y cayó tieso como un vegetal sobre el pórtico de piedra.
Su padre le tocó el culo y al comprobar que seguía ahí, se alivió.
- Nunca pierdas el culo, Juan Pablo, es tu posesión más importante. Y a partir de hoy, eres Juan Pablo Córdoba. Lleva el nombre con orgullo y el orgullo en el culo. Si pierdes el culo pierdes el orgullo. ¿Entendido?
Y entonces Juan Pablo Córdoba lloró desconsoladamente en aquella mugrienta azotea. Y cuando la noche se tragó el último sollozo, fue el fin de Juan Pablo Córdoba.
A 15 irónicos kilómetros al norte, Sodomio La Berretè hacía negopcios con el Señor Tuut.
- El niño es mío, y finalmente controlaré el universo.
- Bueno, pero cuidamelo a Maculay, nunca fue el mismo después de Mi Pobre Angelito dos.
- Prometido.
- Querés agrandar el combo por setentaycinco céntimos?
- De dólar o de libra?
- De Tauro.
- 
- ...
- No tengo más cambio, te puedo pagar con caramelitos?
- Si, cómo no. Serían ocho millones de euros esterlinos.
El señor Tuut sacó un walkie y le ordenó a los camiones que soltaran la carga, y al instante una avalancha de caramelitos entró por la ventana.
- Todo en orden, entonces.
- Adios y saludos a la señora.
En ese momento entró por la puerta una bestia que se asemejaba a un hombre, pero el poncho, el sombrero y la vaca que llevaba al hombro lo delataban: era un gaucho.
Tomó la vaca, quien aunque no importe a la historia lo digo igual: se llamaba Olga, la tomó por la cola y la zarandeó y la revolió, y Olga feliz de encontrarse una vez más en el aire (????????????), voló y se zambulló en la montaña de caramelitos.
- ¡Mi fortuna! Qué hace, hombre!
- Lanzamiento de vaca. Es el deporte nacional de Formosa.
- OU NOU! Es Juan Pablo Formosa!
- Dicen que si le tocás el culo explota!
- Yo oí que una vez mató a un pato con un pezón.
Pero Juan Pablo Formosa se había convertido en un relámpago, y embestía contra Sodomio con la fuerza de un H2O Max Turbo. Lo sepultó en la pared con su campestre brazo. Sodomio sólo atinó a decir:
- Aguante Cristina y las retenciones, campesino apestoso...
Y ése fue su fin.
Juan Pablo Formosa estaba por terminar al Señor Tuut cuando alguien más entró en la habitación, rengueando.
- El Señor Tuut es de los nuestros - dijo. El Señor Tuut, a su vez, dijo:
- Juan Pablo Córdoba, eres tu?
- Ya no me llamo así.
- Hijo... tu culo. ¿Donde está tu culo? - interpeló Juan Panlo Formosa.
- Lo perdí en un duelo de chamamé, padre. Pero te aseguro que no sin dar pelea. He traído vergüenza a los Juan Pablos.
- Hijo, alguna vez conociste a Juan Pablo Zapata?
- No.
- Entonces no sabes nada de vergüenza. Ven aquí. - Y se abrazaron, y Juan Pablo Formosa le prometió a Juan Pablo Córdoba que le iban a recomponer el culo, y Juan Pablo Córdoba dejó escapar un poco de páncreas, de la felicidad.
- En lo que respecta al Señor Tuut, cómo sabes que es aliado?
- Porque él me dijo que fuera al sótano.
- Te equivocas, ese fui yo.
- Tu me lanzaste el defuse kit, padre?
- No, ese fui yo.
- Tu eres mi padre?
- Yo hice la llamada.
- Y quien me lanzó el defuse kit?
- Yo.
- Creo que nunca sabremos quién lanzó ese defuse kit.
- Te estoy diciendo que fui yo, idiota.
- Alguien me ayudó esa noche, y voy a averiguar quién fue.