30.1.09

TÓRDIDA DESVENTURAS DEL DESDICHADO ARLONZO

ATENCIÓN

Se que es un post bastante largo, pero vale cada palabra :D

jaja

Segundo capítulo de las TÓRDIDA DESVENTURAS DEL DESDICHADO ARLONZO

Para los que no recuerden, acá está el primer capítulo.


CAPÍTULO II

 

DE CÓMO ARLONZO PUDO ABANDONAR EL HOGAR Y FUE LANZADO AL INÓSPITO MUNDO

 

 

 

 

Diez años habían pasado ya desde la última vez que Arlonzo había visto a su progenitor. Diez años de la más pura miseria. Diez años de maltratos, libertinaje, insultos, frivolidades y desdichas por doquier. Arlonzo era ahora un tierno muchacho de escasa estatura, pelo amarronado y sucio, ropaje tristísimo, y un andar tan patético que hacía a uno mirar hacia otro lado. Pero no es en su penosa apariencia que la gente reparaba, no. Sino en su desdichada trayectoria. Desde pequeño la gente lo había visto atormentado por sus siete hermanos. Su madre, que no se quedaba atrás, abofeteaba al niño cada vez que este se atrevía a mirar el cielo. Y cosas como estas se repetían cada vez que la familia iba de paseo al pueblo.

Así fue que un día un vecino de muy buen parecer (movido por la tristeza que sentía hacia el pequeño) se paró delante de la familia (que había salido a pasear) y desafió públicamente a la madre a un duelo. Ésta, ni corta ni perezosa, otorgó al hombre un derechazo tal que, de haberse tratado éste de un viejo canoso, hubiera perdido inexorablemente la razón y, muy probablemente, fallecido al instante. Pero, siendo el muchacho un joven de buena compostura, pudo absorber gran cantidad del golpe sin mayores complicaciones. Aun así, se vio obligado a retirarse al verse amenazado por los siete hijos de la señora, los cuales se acariciaban peligrosamente los nudillos. Arlonzo, sin embargo, permanecía encogido en el medio, regalando lástima y pena al pueblo allí presente. Luego de aquello, los transeúntes se dispersaron rápidamente por temor a ser reprendidos y Arlonzo volvió con su cruel familia a la casa, varios golpes de por medio por parte de su madre, que no había quedado satisfecha luego de golpear al vecino.

Los días pasaron y la gente del pueblo comenzó a organizarse en pos de la liberación del pobre niño. Los años de maltrato hacia la pobre criatura habían de acabar de una buena vez.

Surgervo se llamaba el jefe de la Guardia Local y quien lideraba el grupo guerrillero que se inmiscuiría esa misma noche en la casa de los Zigorzo para dar el golpe. Él mismo fue quien propuso la idea y alentó a los vecinos a unirse a la cruzada. Así fue que a eso de las ocho y media de la tarde, bajo el agobiante calor que oprimía el ambiente, el grupo comando subió la colina y se preparó para entrar en acción. La oscuridad era casi palpante.

-Señor, creo que veo algo- susurró el Cabo Grezga, hombre de poca monta.

-No sea incoherente Grezga, que todo está fríamente calculado- retrucó el Capitán Surgervo.

Pero, la realidad no coincidió con la sentencia del Capitán, y un puño de quién sabe dónde, voló en dirección a Grezga, impactó en su parietal izquierdo y lo dejó fuera de combate.

Al instante, y al grito de “Zervos Húngaros”, Zulma y la horda de los siete hijos, asaltó la compañía del azorado Capitán Surgervo. La escaramuza no prometía durar demasiado; los defensores de la casa estaban desbaratando el grupo comando con una presteza única. Mas no todo estaba perdido, pues, en medio de la bataola, el Sargento Fergovia, hombre orgulloso y entregado enteramente a la causa, se arrojó al aire. Dios quiso que en ese preciso lugar hubiera una ventana y Fergovia aterrizó dentro de la casa. Apenas podía él vislumbrar una tetera, una mesa y un par de sillas. Pero poco a poco, logró internarse en la casa, dejando atrás los fulgores de la batalla. Recorrió varios pasillos en busca de Arlonzo, pero sólo encontraba patatas, toronjas y demás legumbres esparcidas por el suelo. Desesperado ya, gritó como nunca.

-¡Arlonzo! ¡Arlonzo! ¡¿Dónde te encuentras?!

-Aquí estoy, aquí estoy…- dejaba oírse una penosa voz.

La voz provenía de una rendija en el suelo. Al parecer, un sótano se expandía por debajo de la construcción y allí, la pobre criatura, pasaba las noches. El Sargento finalmente había encontrado al pequeño, pero, como “todo lo ganado es robado”, el grito que había lanzado para dar con Arlonzo había también alertado a Zulma, quien, al momento, habíales ordenado a sus hijos la retirada a la casa, para la búsqueda del intruso. Fergovia, que había escuchado las indicaciones de Zulma por una ventana, se apresuró a recoger unas llaves que encontró sobre una tulula. Acto seguido, buscó a tientas una pequeña puerta que pudiera llevar al nivel inferior de la casa o, al menos, ocultarlo de la turba violenta que en cualquier momento vendría a su captura. La encontró. Rezó entonces que las llaves que había recogido fueran las que abría la portezuela. Todavía no me explico yo la fortuna de este muchacho, pues, habiendo tenido que escoger entre siete llaves distintas, dio con la correcta en el primer intento y logró penetrar la pequeña abertura. Luego de ello, cerró con la misma llave del lado de adentro y se encerró allí, cautivo, amotinado como quien dice.

Una suerte fue que lograra cerrarla desde adentro pues, apenas habíase acurrucado, cuando la potente y nada femenina voz de Zulma se dejaba oír dentro de la casa. Lanzaba órdenes a los siete hijos al mismo tiempo e incluso maldecía a los cuatro cielos entre juramento y juramento. Pero, luego de un momento, cuando todo pareció haberse calmado, la portezuela tras la cual Fergovia se escondía, sufrió un golpe tan potente que estuvo a punto de reducirse a un puñado de astillas. El pobre hombre asomó un ojo por el cerrojo. Del otro lado, Zulma tomaba carrera para impactar nuevamente contra la abertura y derribarla de una vez. El cautivo Sargento, entonces, se dio vuelta y se encontró con una escalera muy irregular y empinada en demasía. Comenzó a bajarla torpemente. Era muy extensa y no se vislumbraba un final aparente. El sudor corría por su cuerpo. El pánico lo carcomía poco a poco; ni bien la puerta sucumbiera ante el hombro de Zulma, una horda de jóvenes sedientos de venganza le daría caza sin descanso. Los minutos pasaron y finalmente Zulma venció. Fergovia se arrojó entonces al vació a fin de no ser vislumbrado, y lo consiguió, ya que la señora vio solamente oscuridad pero, a la vez, el hombre cayó unos cinco metros y, al aterrizar sobre un pajal en la total negrura, se dobló el tobillo izquierdo, el de palo. En ese momento, por instinto más que por astucia, sacó su encendedor de bolsillo marca “Rérgolo” y accionó la perilla. La luz de una pequeña llama le otorgó una reducida visión. Pudo así descubrir que se encontraba en una suerte de establo subterráneo y que, como todo establo, alojaba a varios caballos de raza dudosa. Lo peculiar de esto era que, estos animales, al vivir apartados de la luz solar, habían desarrollado un pelaje blanquecino y unos ojos más negros que el odio, lo que los convertía en bestias que se asemejaban a fantasmas equinos. En fin, Zulma advirtió la pequeña luz que despedía la llama de nuestro heroico personaje y lanzó una injuria. El pobre Sargento, aterrorizado ante tal alarido, no pudo hacer otra cosa que comenzar a correr a ciegas (siempre cojeando a causa de su dobladura de tobillo) para intentar salvar su pellejo. Avanzaba a tientas por pasadizos húmedos. La oscuridad estaba en todos las direcciones y frustraba al hombre que, mientras intentaba encontrar una salida, (pues ya de Arlonzo habíase olvidado) Zulma y sus siete hijos iban en su búsqueda. Ellos, por supuesto, sabían los corredores de memoria y no tardarían en encontrar a Fergovia. Sin embargo, en ese momento el Sargento se topó con un cartel. Éste tenía escrito con letras grandes y señoriosas: “Merluza”. Aún desorientado ante tal evento, nuestro héroe tomó dicho camino pues ya no tenía esperanza alguna. De tal manera corrió el dado entonces que, al final del pasadizo, una habitación redonda albergaba una pequeña jaula. En el medio ésta se situaba, bajo una luz endeble que se filtraba penosamente por entre los pequeños barrotes de una abertura en el techo. Allí, apelotonado contra un rincón, Arlonzo se refugiaba. El Sargento se apresuró en ir hasta él. El pequeño señaló entonces el candado que lo aprisionaba dentro de la jaula. Luego apuntó con su penoso dedo a un garrote que reposaba en una esquina de la habitación. Nuestro hombre comprendió de inmediato la indirecta y destruyó el candado a garrotazos. Acto seguido, liberó al pequeño, quien le devolvió una mirada triste pero reconfortante a la vez. Se miraron unos momentos, y en esto estaban cuando escucharon los amenazadores pasos de la tropa de los siete hijos, que venía a por ellos. Rápidamente, el Sargento tomó una vara de groso porte y la colocó de forma tal que pudo cruzar la puerta por la que había entrado, de manera que los dejó a ambos, a él y a Arlonzo, aprisionados en la lúgubre habitación. Pero, tal suerte corrieron, que la puerta se abría hacia afuera, por lo que la vara que intentaba atorar la abertura se mostraba, en todo sentido, inútil. Así fue que Zulma y sus siete degenerados lograron penetrar en el improvisado refugio del prófugo Fergovia y el pequeño muchacho. En ese momento, nuestro héroe se sentía desfallecer. No podía creer que fuera a perecer en manos de tales seres. Sin embargo se mostraba orgulloso e imponente; casi había logrado cumplir con el objetivo, y eso lo llenaba de dicha y gloria. En fin, a punto estaba Zulma de asestar el golpe fatal al abatido Fergovia cuando, ante todo pronóstico, Surgervo cayó del cielo (literalmente, pues había caído luego de arrancar la escotilla por la que se filtraba la luz) y se interpuso entre los refugiados y los feroces enemigos. Se arrojó a estos últimos y en acto heroico grito nombres de vanagloriados generales, hombres ilustres y un sinfín de versos sacados de quién sabe que poesía épica. Comenzó a batallar con la gorda señora, mientras apremiaba al Sargento a que huyera con el muchacho por la soga.

-¡Pero señor, aquí no hay ninguna soga!- fueron las desesperadas palabras de este último.

-Calma muchacho- le respondió Surgervo con lo último que le quedaba de aliento; un momento antes de ser abatido completamente.

En ese preciso instante, una soga cayó del hueco en el cielorraso. Una cara familiar y risueña guiñaba un ojo desde las alturas. Esta persona era el mediocre cabo Grezga que, al menos una vez en su vida, quiso hacer algo en nombre de la patria. En fin, subieron Fergovia y Arlonzo por la soga. Una vez que hubieron estado a salvo junto al cabo, arrojaron la soga al vacío. Cayó ésta junto con Zulma y sus siete engendros que ya subían para atrapar a los aterrorizados soldados y al desdichado niño. Velozmente entonces corrió el trío por la casa y finalmente escapó. Desde el hoyo en el suelo que habían dejado atrás, todavía podían oírse maldiciones, injurias y juramentos. Pero, felizmente, Arlonzo había ya escapado a la buena vida.

 

 

La noche casi había acabado y la luna, temerosa, se ocultaba lo mejor que podía para dar paso al sol naciente, que siempre procuraba aparecer por el este.

El trío había recorrido para ese entonces varias leguas y ahora se preparaba para hacer un alto a la vera del camino y comer algunos víveres que tomaron consigo la noche anterior.

-Tengo mucha hambre, señor…- exclamó el pequeño Arlonzo, temeroso a una reprimenda. Seguramente estaría acostumbrado el pobre muchacho a recibir una golpiza cada vez que osara pedir algo, ya sea de forma directa como indirecta.

-Tu hambre será saciada prontamente, jovenzuelo- le respondió el bueno de Fergovia.

-Sargento…entiendo bien que quiera alimentar al pequeño –se inmiscuyó Grezga-, pero apenas si pude tomar dos patatas rancias y un pedazo de jabón endurecido… no podríamos satisfacer ni la barriga de un cuís.

-Comprendo enteramente lo que te apena, hijo mío. Ahora, ya que lo has mencionado, ve a buscar algo que comer, mientras yo monto guardia en este improvisado campamento –ordenó el Sargento.

-Pero…

-Sin peros. ¡Cumpla con lo que se le ordena Grezga, y déjese de joder, mierda!

-Sí, señor. Pido disculpas por mi comportamiento. Actué como un verdadero pelele.

-Así es. Ahora vaya.

-Sí señor.

 

Y así fue Grezga en busca del alimento. Mientras tanto, Arlonzo se disponía a dormitar hundido en un montón de mantas sucias y malolientes provistas por el sargento, quien, a su vez, se recostaba sobre el tronco de un árbol y recorría el lugar con la vista, temeroso ante cualquier imprevisto. Sin embargo, el lugar era muy poco transitado pues dicho camino conducía a ciertos lugares olvidados ya por la gente de bien.

Siete horas habían pasado desde que febo asomara por el horizonte. Siete horas habían pasado desde que el cabo Grezga hubiera ido en busca de víveres. Y siete horas habían pasado desde que el muchacho hubiérase puesto a dormir entre las mantas. El calor del mediodía azotaba ahora las colinas y oprimía los corazones de los débiles y los mendigamo. Fergovia, por su parte, descansaba la vista. Había montado guardia por tanto tiempo sin que nada sucediese que habíase artado ya. Pero, quiso la mala fortuna que en ese mismo momento una mosca zumbara cerca de su oído derecho, lo cual es, ante todo, molesto. Dio entonces el pobre hombre un manotazo ciego. Como era de esperar, golpeó su propia cabeza y, para peor, no mató al insecto volador, que escapó burlándose del patidifuso Fergovia. En fin, estaba él despotricando contra la miseria en el mundo, cuando Grezga regresó. El Sargento, más hambriento que un Fersú, recorrió al Cabo de arriba abajo, con ojos lujuriosos. Sin embargo, no halló reparo en su subordinado, pues este, tras haber pasado más de siete horas vagando, no había traído consigo ni tan siquiera un puñado de Alcalá (fruta tropical de origen cetáceo muy común por esos lares). Preguntole entonces el sargento que cuál era la razón para tan tamaño disgusto y respondiole éste que sí había intentado conseguir alimento, mas le fue imposible, pues fue interceptado por un grupo guerrillero que se hacía llamar “La Vivi”, que se componía íntegramente por mujeres más feas que un pie. Relató entonces cómo fue que lo amordazaron y lo maniataron sin el menor cuidado y luego lo ataron a un poste, cerca de un arroyuelo (que más tarde lo conocerían como “El Angosto Pergorto”). En vista del disgusto que había traído Grezga, no hubo más remedio que despertar al muchacho y ponerse en marcha. Así fue que prontamente retomaron el camino.

 

 

 

Tenían caminando varias horas ya. Los árboles que se arremolinaban siguiendo el sendero y, más profundo aun, comenzaban a escasear y daban paso a unas colinas pardas con varias granjas desperdigabas por ahí. Más lejos todavía, los árboles volvían a cerrarse describiendo unos bosques tan espesos que hacían divagar a uno con los oscuros secretos que aquellos lugares esconderían.

Continuó la comitiva su huída. Rápidamente abandonaron la senda y se acercaban a la primera de las granjas. Arlonzo fue el primero que notó que algo no cuadraba en el lugar. La escena era tan bizarra como espléndida.

-Señor, -preguntó el pequeño al bueno de Fergovia- ¿cómo es posible que aquella cabra repose sobre el tejado?

-Buena pregunta, mi pichicuí –respondió este y luego se dirigió a un campesino que estaba parado en la hierba, intentando persuadir a la cabra para que bajase de las alturas- Disculpe, buen hombre, pero por todos los cielos ¿qué es exactamente lo que está haciendo?

-Oh, Gran señor –comunicó el anciano-, mi señora se ha subido al techo por enésima vez y no he podido bajarla. He pasado toda la mañana intentándolo pero no entra en razón. Verá… esto ha pasado en anteriores ocasiones… pero anoche fue distinto, discutimos ferozmente y me temo que Normita se subió otra vez al tejado. Le ruego me ayude, le pagaré con monedas de oro y una cena digna de un mandatario irlandés.

Creo yo que las monedas poco importaron al sargento en ese momento, pues tenía tanta hambre que solamente la palabra “cena” hubiera sido suficiente para obligar al hombre a batirse a duelo con un Duende la Rocomorsa, feroces como pocos. Miró entonces a su alrededor. Pidió al viejo un pedazo de carne tierna y una manzana. El anciano, presuroso y a la vez desconcertado, le trajo lo pedido y Fergovia comenzó a trepar con el bife en una mano y la fruta en el bolsillo. Una vez arriba, y a escondidas de los demás, devoró el trozo de carne como si fuera su última cena. Mientras lo hacía, Norma, la cabra, lo miraba desde la otra punta del techo de la casa. El hombre parecía completamente fuera de sí, degustando el alimento. Se limpiaba la boca con las mangas y gesticulaba de placer. Y luego, una vez que hubo terminado de ingerir el bife, sacó la manzana con la que atraería a la cabra. La miró unos momentos y, no pudiéndose contener, le dio un mordiscón. Su cara reflejaba una felicidad pocas veces vistes en este hombre; babeaba como un niño pequeño y mantenía la mirada perdida en mares de placer. Así continuó hasta que, unos segundos más tarde, recuperó la compostura y atrajo a Norma con la manzana comida. El pobre animal se acercó y, al momento en que estiraba el cuello para morder la fruta, Fergovia la apartó con un rápido movimiento de su brazo. La cabra, enfurecida, cargó contra el hombre, quien, falto de todo apoyo, se desbalanceó y comenzó a caer inexorablemente. Pero un segundo antes de ello, el héroe, ni corto ni perezoso, atrapó a Norma por una de sus patas posteriores. Juntos cayeron entonces sobre un fardo de paja predispuesto por el pequeño Arlonzo y el cabo Grezga minutos antes. Una vez que el hombre se hubo recompuesto, el dueño de la granja preguntó qué había sido de los víveres que le había suministrado. El sargento explicó cómo la manzana se la había llevado un ave (aunque no quiso entrar en lujo de detalles) y juró que el bife se lo había comido Norma. No muy convencido por la explicación pero feliz de tener a su mujer de vuelta, el anciano los hizo pasar a la casa.

Dentro no era muy grande, pero tampoco esperaban algo magnífico ni mucho menos. Cuatro paredes (mohosas) con tres pequeñas ventanas, el techo renegrido, el suelo sucio, una mesa que ciertamente había visto tiempos mejores, un par de sillas que apenas se mantenían en pie y un par de petarates más que no merecen mención en esta historia.

-Pasad, mis señores –les dijo entonces el anciano, a la vez que hacía un ademán con el brazo abarcando la habitación.

Pasó, pues, la comitiva y acomodose en el lugar. Fergovia se recostó sobre un rincón (no confiaba en la precaria estabilidad que evidenciaban las sillas) y allí permaneció callado; Grezga, por su parte, optó por quedarse de pie junto a la puerta mientras maquinaba un hipotético plan de escape en caso de que las cosas llegaran a complicarse más de lo debido; Arlonzo, sin embargo, prefirió la suave compañía de un montón de paja que estaba bajo una de las ventanas.

-Haced el favor de esperar aquí, mis buenos caballeros, mientras este gentil servidor prepara un delicioso manjar digno de reyes –exclamó el dueño de la casa mientras hacía gestos con las manos para magnificar la declaración.

Se fue luego por una puerta en el otro lado de la habitación. Puerta que, hasta ese momento, había pasado desapercibida para los viajeros.

 Los minutos se hicieron largos en la dulce espera del viejo. El desganado cabo hacía grandes esfuerzos por mantenerse de pie y a la vez lúcido. Fergovia, por otra parte, habiendo degustado secretamente una chuleta, podía dormitar en paz. Y Arlonzo, siendo una criatura inocente, era mucho más vulnerable a la cruda realidad, y por esto se quejaba con balbuceos varios y los ojos entrecerrados. En esta triste situación se encontraban todos a la vez que Norma caminaba de aquí para allá amenazadoramente. En una de sus vueltas cruzó unas miradas con el cabo y casi lo debilita; el pobre hombre sudó y tembló hasta que la cabra continuó con su parsimonioso andar. En fin, la hubieran pasado mal los compañeros de no haber sido por la oportuna aparición del añejo hombre que traía la cena. Como lo había prometido, bandejas repletas de un sinfín de variedades de animales y conchas traía consigo.

-Aquí os traigo el regalo prometido, mis señores- exclamó el viejo y extendió una lustrosa bandeja similar a una bacinica llena de lo anteriormente mencionado.

Los tres viajantes no podían creer lo que veían y se abalanzaron, literalmente, a por el botín. Pero, tal fue su fortuna, que en el afán de hacerse con la mayor cantidad de comestibles posible, atropellaron al anciano y lo derribaron. Tieso quedó el pobre sobre el suelo, con la nariz rota, una pierna entumecida y más muerto que una rodocrosita. Ante este evento, Norma dejó la guardia y cargó contra los tres. Apenas pudo Fergovia esquivar de manera fehaciente la embestida y llevar consigo a Arlonzo; Grezga, por el contrario, recibió un duro golpe en el muslo izquierdo y quedó aparentemente fuera de combate, replegado a un rincón, cerca del cuerpo del hombre al que habían aniquilado de manera humillante. Volvió a tomar carrera Norma y amenazó a los dos que restaban, rascando el suelo polvoriento con su pata delantera. Intentó embestirlos violentamente una vez más, pero sin éxito pues, el sargento con el niño en sus brazos, saltó arriba de la mesa. Acto seguido tomó al irrevocablemente fuera de sí Grezga y corrió a la puerta por la que el anciano hace minutos hubiera traído su última cena. La abrió de un tirón y se escabulló por el pasadizo. Norma, a todo esto, se encontraba en la dura tarea de desencajar sus cuernos, los cuales se encontraban firmemente atrapados en una Teripla de acero luego de haberla embestido con la furia de un semidiós de apellido bolsachón (embestida que, de haber dado en el blanco, hubiera acabado nuestra historia al instante). En fin, a duras penas pudieron los aventureros escapar de aquel salvaje lugar.

 

 

26.1.09

I lol'd so hard

Aquellos Yoleihooligans más antiguos, aquellos que estuvieron con nosotros antes de la llegada de la Tercer Sombra, recordarán que homenajeamos alguna vez en nuestra época pueril el talento musical y el buen gusto de esta mujer, la Tigresa del Oriente.

YouTube es generoso, señores. BEHOLD!

25.1.09

Cosas que Posta Son Así Doce

Las desgracias de dios: la guerra, la hambruna y los pelos en el jabón.

Alguien más tiene el presentimiento de que cuando uno quiere sacarles los pelos al jabón, en la ducha, y los pone bajo la lluvia, los pelos se van... pero respawnean del otro lado del jabón? O esta injusticia sólo me pasa a mí?

No sé.

Esto con Menem no pasaba.

22.1.09

JAUajuAJuaj dios...

http://es.wikipedia.org/wiki/Viva_la_Pepa

21.1.09

Arre :$ :$ :$

aca les dejo un pposteo arre :$

que zaliooo de mi flog arre :$

a verrr :$
lean bien bienn gordisss que si no esta se borra y me cabe el pijaso :$:$:$
arre

SI FIRMAS

1 VEZ > te ganaasss un soppaapo..- arre arre :$
2 VEZES > te llevas una replica de una tazaaa de vidrio con mi firma arrearre :$
3 VECEZ > te gannaaaasasss un efeo por atras y si no te cuidas otro sopapo arre :$
4 VESES > te ganas un pedazo de pastafrola de manzana y coca arre :$
5 VEFES > te llevas una remera con mi cara estampada y de regalo un pijasooo cortesia don Carlos arre :$
6 VECEEC > ganaste un vazo de semen de caballo diluido en jugo de toronja fetiida arre :$
7 VEJES > si tenes suerte te posteo una poronga cooon mi cara en tu flog arre :$
8 VESED > una caja de alfajores coertsiiia fabrica La Pochola arre :$
9 VESEZ > voy a tu casa y te pinto una pared, colorrr a elecsion arre :$
10 VETES > cuandoo digas "pechuga" aparezco por atrasss y te doy con una longaniza arre :$
11 VELESS > la proxiima vez que entress a tu flog vas a tener posteado una fotoo de gary coldman en sunga agitando una banana artificial arre :$
12 VESHES > el cartero te va a regaalar un beso en donde le indiquues arre :$
13 VETES > tu madree se va a ir a comprar cigarretes y nunca va a volverr arre :$
14 VEFES > tu padre se va a aiir a buscar a  tu viejita y tampocoo va a bolberr arre :$
15 VERDES > la proxima vess que comas ñoquis una leyeenda va a salir de adentro de uno y te va a indicarrr el futturo inmediato arre :$
16 VERES > la computadorea se te va a quemarr por sobrecarga de cumbia inmunda arre :$
17 VESEZ > una garcha va a salir del inoodoro a la noche y te va a venir a buscar
18 VEZEZ > te regalo un duende pedofilo para que combatas a la garcha delincuente arre :$
19 VECEZZZ > una bolba enfurecida te va agarrarr el muñeco y te lo va a hacer pedazos / si sos mujer va a venirr con un palo de amasar para entrarte arre :$

y ahora, si me haces 20 firmitasss :$:$:$
20 FIRMITAS :$  >  >  > te ganass un viaje en bondii con carlin calbo el paraplegico arre :$
 
bueno gente, firmen lindis los espero :$:$:$:$
arre :$



Nno se la chupen a ningun idigente saben?
no es lindo :$:$:$
 arre

19.1.09

Oda al coso ése

En tiempos de bien
en tiempos de mal
en tiempos de dolor
de dolor anal.

Cuando se lo necesita
y cuando no también
cuando corre el papel
cuando grita el coronel

Giratorio amigo
aventurero cilindriforme
sostén de todo
lo que es bueno y deforme

Dame más de eso
tengo atravesado
un tereso
tieso.

Allá flotan los vestigios
de lo que supo ser comida
ahora fluyen al exilio
qué buen garco.

No creo que alguien lo haya sacado, pero "cóso ése" es el artilugio que sostiene el rollo de papel higiénico. Los analistas de Reparatti Consulting estiman que el 98% de los postAs de Yoleíhu se me ocurren mientras hago popó , éste no es la excepción. Sepan disculpar la grosería del último verso, no sabía como terminar y eso me hizo gracia. Por favor, sigan reclamando territorio , me siento generoso.

18.1.09

Plan de Dominación Mundial #3490403242

Básicamente, me gusta decir básicamente. Vengo a compartir con ustedes algunas fotos de esas cosas que uno ve y dice "nonononono donfank widma jaaaart". Empecemos con una joya de esas que sólo se encuentran en el Carrefour.
Terrible, eh? Para nuestros amigos de Malvinas que no cazan una de inglés, la etiqueta se traduce como "McConcha", y es un poco irónico que sea una esponja de acero inoxidable.
La próxima foto la encontré en un libro de señaléctica bastante random, en Yenny. Algo claramente falla cuando uno lee "niños lentos" y ve la foto de un Timmy corriendo como un pazguato con polea en el medio.
Ahora caballeros, a lo que nos reúne aquí. Para mi cumple le pedí a diferentes personas que me regalaran cada uno 1 CD original de Radiohead, a fines de construir la discografía. Mirad:

Para mi próximo cumple le pido un continente a cada uno.
Yoleihooligans sepan que los primeros en comentar tienen derecho a pedir porciones del Mundo, obviamente como parte de Pedofiliandia (como se va a llamar la Tierra a partir del 7 de enero del 2010).

10.1.09

La Pusanga

Uno de los brevajes más nefastos jamás inventados por los Peleles del Norte.
Su confección es repugnante y su consistencia densa como el alquitrán. Consiste en pezuñas de Leo Tardo rebanadas con un martillo kekh, párpados de Cardamomo en plenitud existencial, pelos de la rodilla de una vieja desprovista de bastón, Azenzugas recolectadas del Valle de Poff durante la noche de walpurgis (tarea ardua si las hay, porque como todos saben el Valle de Poff se llena de piratas del caribe en esa época) y gañas desplumadas.

El efecto práctico es, más o menos, el de una poción de amor. Hay registrados casos extremos, como el de Gomm de Tarbalgia, un campesino que por casualidad cuántica se encontró en la canasta de una vecina un tarro etiquetado "Pusanga fresca, 7 chelines". Calculó que si costaba 7 chelines, debía valer la pena, y en su ignorancia probó la sustancia opaca inclinando la cabeza hacia atrás para tragar con facilidad.
Pobre hombre, se enamoró perdidamente de la viga de madera que sostenía el techo de paja, pues eso fue lo primero que detectó luego de empinar el codo.
Convivió con su media naranja poco tiempo: a las pocas horas el Jefe de Rosquillas lo ajustició de un certero disparo. Mientras Gromm caía del techo a donde se había subido el Jefe dijo "por pelotudo".

Existe un antídoto llamado Engañapusanga, que converge con el equivalente en bebida a una cachetada. El Engañapusanga es una mezcla explosiva de cuerno de quicarú, shlama peluda, orín de mojobicho, palitos de Robtoñ y una tecla de Bloq Despl. El Engañapusanga debe ser suministrado de la siguiente forma.
Se le anuncia a la víctima de pusanga que viene el Lucso a llevarlo. Cuando el desdichado pregunta qué es el Lucso, se le vacía el Engañapusanga en la boca, procurando que no se trague la tecla de Bloq Despl, porque es sólo para darle sabor. A continuación se lo patea en la oreja izquierda y, una vez en el piso, se le ordena que puje con todas sus fuerzas. Con mucho esfuerzo el desgraciado dará luz a una señal vial al azar de un pequeño suburbio de Dublin. No se preocupe, el intendente de Dublin está muy al tanto de este proceso y guarda carteles de repuesto en su garage para reemplazar las pérdidas cada vez que alguien usa un Engañapusanga.

7.1.09

400

400... qué número mágico. 400 es la cantidad de años que contaba Mirtha cuando mató su primer ternera. Si pones 400 en una calculadora y la mirás al revés se lee "Ooh". 400 es 100 más que 300, osea que "this is Sparta" un carajo, los hacemos de trapo. 400 es ת en hebreo, CD en números romanos y C4 en base 33. 400 es la tercera parte, más o menos, de la cantidad de aventuras que tuvo Martita Pereyra, que algun dia terminaremos de relatar en este mismo blog. 400, en idioma hacker, es "AOO". 400 yenes te sale un buen superpancho en china comunista. 400 es la cantidad de gatitos cachorros explotados para generar la energia suficiente para mantener el blog corriendo. 400 fue el año en que comenzó la construcción del Gran Zimbabwe. 400 es la segunda potencia de 20, que es la cantidad de años que cumplo hoy.  Atari 400 fue la consola del Akanoid, el Galaxian y el Q*bert. 400 es 937 menos que 1337.

400 es la cantidad de posts en Yoleíhu, contando éste mismo.
Algunos me dan vergüenza, otros siempre que los releo me cago de risa. Algunos no son míos, sino de Pendorcho, Noe, César o Ramireo.
A veces el blog cambió de rumbo, decayó o pasó por rediseño.
Tuvimos visitantes que fueron y vinieron, otros que nunca dejaron, tuvimos feministas locas que seguramente ahora estarán en la correccional por tirar abajo un poste de luz que las miró feo, tenemos en el momento un canceroso que es un amor y estoy seguro de que en el futuro tendremos más trolls a manera de mascota.
Tenemos jingles, videos, animaciones, tenemos todo un folklore que indudablemente seguirá creciendo.

Así que aprovecho la oportunidad del post emotivo para ser honesto y mandarles un mensaje del corazón a todos los que entran y leen: haganse violar por un san bernardo y mueranse todos, forros.
Que es mi forma de decir gracias por seguir dandome ganas de escribir, gracias por contribuir, gracias por leer, muchas gracias de nada.

6.1.09

Dudas Razonables Dos

  • ¿Al final del arcoiris está Danny DeVito?
  • Y ¿Por qué no lo contrataron a Danny DeVito para actuar en Danny The Dog? No tiene nada de impresionante verlo a Jet Li tirando patadas para todos lados, es mucho mas loco si aparece el petiso peleando al mejor Yoda-style.
  • Y hablando de enanos, ¿por qué no les damos su propio país, y que no salgan nunca más? A mi me dan miedo.
  • Cuando limpias el inodoro con el cepillo, ¿goza?
  • ¿Mucho, poco? Yo para no darle la satisfacción al muy degenerado.

5.1.09

El primer yoleihu jingle del año ya está aquí!


Demasiados highlights para enumerarlos. Todo el amor del mundo a Javi, que dijo "pongo VH1" y aunque protesté en un primer momento, pronto fui recompensado (???).

2.1.09

Historias de abordo

Como con una espátula por mano, el capitán del St Pol Ma Carne aleccionó al comandante. Luego lo tiró por la borda, y se rió: ahora era un comantante submarino, es decir, un subcomandante.
El subcomandante, señor y señorita Teté (ambos sexos a la vez) quedó automáticamente promovido a Comandante, su puesto tan ansiado. ¿Que fue lo primero que hizo como tal? Se compró una taza que decia "el mejor papá del mundo". Ahora sólo tendría que trabajar en eso de tener pendejos.

Miss Tubertia era una damisela sin ombligo, de la orden de los Monjes Iraníes Camisetas Mojadas. Con decoro lavaba las ventanas ojo de buey de los camarotes sin más herramientas que una manguera, detergente y sus mismísimos atributos. Era, como se dice comunmente en los circulos de la alta sociedad de gente que se cree culta porque lee a Borges, una fiestera de ley.

Tres pisos más abajo, en el mismo crucero, un polizón que iba por el nombre de Shorsh Clunning, destruyó el huevo de Fabergé dentro del cual se había colado. Estaba en una sucia bodega. Una señora a quien, ni bien abordo, habían catalogado de "grasa" y habían encerrado en un corral, lo saludaba desde un recoveco entre una vita-chamber del Bioshock y un Zabú Mafú de contrabando, entre los cuales se encontraba el susodicho corral del cual la señora grasa era prisionera.
La señora gesticulaba y balbuceaba lo que parecian extractos de ShowMatch. Pobre mujer, pensó Shorsh. La mujer pedía a gritos un "cigarro". Shorsh le alargó su último atado de rubios, y la desgraciada respondió arrojando un pequeño riachuelo de vómito seguido de una retahila de eructos.
Cuando Shorsh salía de la bodega por una trampilla (que realmente no le puedo aplicar adjetivos ramirezcos porque era una puerta linda y normal), miró atrás con ternura y vio que la señora grasa había prendido dos puchos. "Para más placer", pensó, y un regocijo le recorrió el hígado.

Nota para mí mismo: Yoleíhu no tiene suficiente vómito.

Confórmese! Le espetó el Capitán Pinga Loca al señor y señorita Teté, su nuevo comandante, cuando éste último reclamó su dignidad, perdida hace 20 años, el mismo momento que se subio al St Pol Ma Carne.
Frustrado, el señor y señorita Teté, puso un huevo de indignación y tras hacer un 360 con la patineta que, por alguna equivocación de Marty McFly había aparecido en cubierta, se retiró a su despacho (el cual, vale aclarar, era una caja de cartón con una ventana dibujada con marcador del lado de adentro. Tiene vista al mar, le habian dicho).

Serge Andy Stroy era el «ministro de seguridad interna» que el Capitan Pinga Loca había contratado en su estadía en Tahití. Como tal, se podria decir que era un negro de tres metros con una tabla con un clavo en la punta, y eso era más de lo que necesitaba.
A fines prácticos diríamos que si encontraba a Shorsh (recuerdan? el polizón! :D ) iba a hacer algo más que cantar un lamento a Orfeo y Eurídice. Con esto quiero decir que el negro animal te agarra y te rompe el alma.

 Miss Tubertia había terminado de tetalimpiar las ventanas y ahora era la cubierta la que estaba recibiendo la atención de sus atributos. Mientras, sonaba FM vida con toda furia, ensuciando toda la proa con su musica mediocre.
En determinado punto, los enjabonados pechos de Miss Tubertia se encontraron con algo más que el piso, y (como la señorita no tenía la capacidad para separar los procesos mentales, y no podía mirar a otro lado que a donde apuntaran sus coconautas) las deslizó a lo largo de la persona que tenía enfrente hasta llegar a su cabeza, sólo para encontrarse con su padre, Angelmo Zoilo Tubertia.
Angelmo, ahora cubierto de espuma, dijo en voz declarativa "portate bien o esta noche no hay papita para el loro", y acto seguido revolvió en sus bolsillos y extrajo un periquito en condiciones patéticas, que lucía famélico. Lo agitó enfrente de ella, y ella sólo pudo decir, en su completa ignorancia, "Nooo... mi gatito...".

Shorsh patinaba a toda velocidad por la cubierta. El aire cargado de salitre hacía maravillas a su herida de guerra. Oía la música de los marinos, que, como requisito de reclutamiento, debían ser homosexuales, y saber cantar. Tres gaviotas y un belga planeaban por el cielo, que era de un celeste vívido. Lo único que podía arruinar ese dia eran ninjas, que no saben nadar, asi que no eran un problema.
Pero cuán equivocado estaba Shorsh, porque en ese mismo momento, mientras patinaba a largas zancadas, un Tahitiano de un volumen prominente había salido a descargar sustancias orináreas en dirección al mar.

Orinar, para Serge Andy Stroy, era un proceso delicado. Debía medir su fuerza y concentrarse en no liberar mucha presión de chorro. Una vez había matado a un yak a 200 yardas por no controlar su potencia. El baño de su camarin personal estaba especialmente reforzado y revestido del material que usan para hacer la caja negra de los aviones.
En el momento que nos ocupa, Serge había sentido la necesidad imperiosa  y por lo tanto estaba apuntando por la borda. Curiosamente, y contra las expectativas de todas nuestras lectoras que no están del todo satisfechas por un hombre o cuadrúpedo de compañía, el pirulí de Serge era equiparable con una pila AA: potente pero insignificante.

Lord Angelmo Zoilo Tubertia estaba jugando a la rayuela con el Capitán Pinga Loca, quien era su amigo desde la Guerra del Golfo. El Capitán acababa de tirar la piedrita, y cuando estaba saltando, el eje de gravedad se desplazó unos 30 grados, causando que aterrizara sobre un catre que había sido atornillado a la pared con ese propósito. Verán, el Capitán siempre había temido el día en que el barco se diera vuelta mientras él jugaba a la rayuela.
Lord Tubertia y el Capitán se recuperaron del volconazo y caminaron por la pared hasta la puerta que comunicaba con la plataforma de la cabina de mando. Desde ahí pudieron ver todo el barco, que estaba siendo desplazado de costado a una velocidad que le volaría el sombrero a cualquier señora paqueta que por casualidad estuviera observando todo esto en el medio del Atlántico.

La fuerza que estaba propulsando al barco en tan increible dirección era, ni más ni menos que Serge Andy Stroy, el ministro de seguridad, quien había perdido el control sobre, por decirlo de algun modo, el voltaje de su pila AA, mientras orinaba a estribor.
Y lo que había ocasionado la pérdida de concentración, había sido Shorsh Clunning, quien venía patinando felizmente e impactó con el ministro Stroy por haberlo confundido con un pórtico.

Finalmente, Serge se quedó sin suministros y el St Pol Ma Carne recuperó su ángulo y rumbo original con una sacudida en la cual sólo perdieron dos o tres monjas que las muy desubicadas estaban jugando a la canasta cerca de la baranda y se cayeron y como sancionó sabiamente el capitán, «ahora están a la buena de Dios».

Ahora vamos con Soya, un agricultor muy pobre de sudamérica que no tiene nada que ver con la historia y no será mencionado nuevamente después de este párrafo. Soya estaba juntando pastitos (no sé, para mi la agricultura es eso, tirar agua al piso y recoger pastito) y entre la tierra distinguió los contornos confusos de una cerradura. Esa cerradura pertenecía a un picaporte, ese picaporte pertenecía a una puerta, y esa puerta, como descubrió Soya a medida que iba desempolvando con su sombrero de paja, pertenecía a un Cabaret clandestino que todavía funcionaba. Soya entró y desde entonces tiene problemas maritales con Elsa, su oveja.

Miss Tubertia despidió a las monjas agitando su busto como queriendo decir orvuá, orvuá. A continuación, tetacaminó hasta el punto de la cubierta en donde muchos caballeros ilustres se encontraban hundidos en una acalorada discusión.
" Bueeeno pero no se enoje" decía Shorsh, quien había despertado del flor de ubuntu que se pegó contra el negro, sólo para encontrarse rodeado de figuras amenazantes y marineros gritando como niñas.
"Ministro Stroy, vista a este hombre de cortesana y póngalo a servicio de Lord Tubertia. Ése será su castigo. Por infiltrarse a MI crucero." Lord Tubertia hizo un gesto cómplice como diciendo "esta noche como pebete".
Pero, con una velocidad feroz que había aprendido en Málaga, en situaciones muy parecidas, Shorsh Clunning aventuró: "yo no fui, fué Teté".
Éstas palabras bastaron para que el Capitan Pinga Loca se congelara en el medio de su retirada y dijera "Qué dijiste, joven?"
"Pégale pégale que ella fué", dijo Shorsh, ahora con más confianza.
A Miss Tubertia le latió la teta izquierda.

Si bien ya no había plato debajo de su almuerzo, Turbesa Tutifrú Totner de Cuarta consideró que era un desperdicio, y en consecuencia se puso en cuatro y comenzó a lamer ensalada rusa del piso, ensalada que momentos antes se había precipitado hacia abajo debido a una hábil maniobra de un señor de porte poco caballeroso.
Este señor, viendo a la señora Totner de Cuarta en cuatro, y sucumbiendo al más tentador de sus instintos, se desnudó, se calzó los botines de Ronaldinho y le pegó un puntinazo a la vieja de forma convenientemente esterilizadora.
El chillido que produjo Turbesa Tutifrú no era la banda sonora que él había esperado para su glorioso escape, pero haciendo caso omiso, se dio a la retirada, dejando a la pobre en una posición sinceramente triste.
Mientras corría sin rumbo, ya por diversión, desnudo excepto por los botines de Ronaldinho, el señor de porte poco caballeroso detectó una mancha negra a su derecha, y cuando se volvió, un hombre encapuchado de complexión oriental le devolvió la mirada.

El señor y señorita Teté (vamos, el comandante recientemente ascendido... no tienen retensión, gente), mientras todo esto sucedía, estaba en su oficina, saboreando los placeres de la carne.
Alguien tocó en su caja de cartón, y él salió con recelo. Frente a él estaba toda la tripulación y todo el staff de la Familia Ingalls.
"Deme ese filete, comandante" ordenó el Capitán. El comandante le entregó el pedazo de carne cruda que tenía en su poder y que había estado mordisqueando hasta entonces. "Esto es inaceptable. Primero desvía el St Pol Ma Carne de su rumbo, ahora lo encuentro mordisqueando éste bife, que salió directamente de mi aguinaldo."
El señor y señorita Teté, que no era ninguna boludo, se encerró en su despacho, es decir, se puso la caja de cartón sobre la cabeza.
"Hombre, salga de ahí, no nos haga tirar la puerta"
"No me dieron ninguna puerta! Solo hay una ventana con vista al mar! JA!"

Mientras tanto, Shorsh Clunning disfrutaba un kartin a pedal que el Capitán había ofrecidole a manera de disculpa. Pedaliaba furiosamente, embistiendo a cualquier mesita, sombrilla o estrella ninja que encontraba.
Un momento. Estrella ninja?
Oh, no, esto no podía estar pasando. No ninjas.

Saquito de Té era chino, si. Pero era buena persona.
Se ajustó la banda que decía "estoy con estúpido" en chino, y que más de un dolor de cabeza habrá causado entre sus co-ninjas. Le faltaba una estrellita china, se le debe haber caído en la cubierta. "¡肮脏黑鬼!" se le escapó. "¡Silencio, Saquito de Té, nos van a descubrir!" le dijo Morcilla de Porcelana, su mejor amigo y co-ninja en esta misión encubierta.

Serge Andy Stroy, el ministro de seguridad interna o algo asi, ya no me acuerdo, intentó por todos los medios sacar al Señor y Señora Teté de su oficina, pero no había caso.
Miss Tubertia, que había escuchado todo el quilombete montado, se acercó y de un tetazo liberó al Comandante Teté de su caja. Pero lo que había dentro de la caja no era el Comandante Teté, sino el Comandante Teté muerto.

Mientras todo esto sucedia, la Señora Grasa se fumaba el último pucho del atado que el bueno de Shorsh le había donado. En su cabeza se sucedían las voces que en su tierra natal, Argentuba... Arge.. Argeltibia, bueno algo así era, como decía; las voces que en su tierra natal presenciaba todas las noches en la comodidad de su horriblemente decorado living, con una pizza en la mano, y un yogurt en la otra.
A cada pequeño movimiento que sus ojos de rata veían en la bodega, en su cabeza estallaba un "chan" o alguno de esos nefastos FX que usan en el show de Petinatto.
Mientras pensaba en sus dos retoños, Eusbaldo y Calgio, dos desgracias de la humanidad que habían sido embalados en otra caja diferente, gordos como una pelota de carne y posiblemente sabrosos al horno, la Señora Grasa había comenzado a delirar. Una bola negra rodaba a lo lejos, cada vez más lejos de ella. Su dignidad...
De pronto, algo la despertó de sus sueños húmedos. Un destello fugaz como el que sólo puede producir un ninja se produjo justo enfrente de su corral, y ella dijo, ahora en voz alta y ronca: "CHAN!"

Miss Tubertia se estaba tetarecuperando del shock producido por la muerte del Señor y Señorita Teté, a quien le habían dado un entierro digno de un rey, que había consistido en extraerle todos los órganos intactos y lanzarlo al agua desnudo y con un sombrero ridículo.
Caminaba distraídamente del otro lado del barco, a la sombra cuando detectó un coso. Primero pensó que se trataba de un pony, pero inmediatamente se avivó que no tenía pelo, asi que se le ocurrió pensar que era un canceroso (hola, canceroso! te invito a hacer un comentario gramáticamente correcto y filosóficamente profundo acerca del cáncer), porque los pacientes de quimioterapia no tienen pelo. Luego se dio cuenta que no tenía el aparatito de diálisis (???) asi que pensó que se trataba de una mesita de café, dado que las mesitas muy rara vez reciben tratamiento de riñones. Pero justo cuando pensaba que lo tenía resuelto, observó que no había café, asi que llegó a la conclusión de que el objeto que yacía frente a ella era un Señor de Porte Poco Caballeroso, porque los caballeros siempre traen café. Casi a continuación constató que eso ante lo que se encontraba no estaba con vida, y ahí dio en el clavo: lo que tenía delante era un Señor de Porte Poco Caballeroso, desnudo y con botines de Ronaldinho, muerto.
Miss Tubertia, exhausta luego de esta cadena de razonamientos (era un proceso mandatorio cada vez que se encontraba con un objeto inesperado), tetagritó tan fuerte como pudo.

La Hermana Diega, la Hermana Cicatriz y Elton John eran las tres monjas que habían sido lanzadas por la borda haría cosa de dos o tres horas atrás.
La Hermana Cicatriz recordó que tenía un nokia 1100 en la cartera ("siempre juntando basura vos eh") pero al sacarlo descubrió que sólo tenía batería para una llamada. Lo que se escuchó fue mas o menos asi:
"Hola si mire... me gustaria hablar con Jorge.... hola Jorge mirá podes mandar una docena de jamón y queso? No, al horno por favor.. .. Ah no se si va a llegar el cadete hasta donde estoy yo. Yo estoy en el medio del Atlántico. Ho.. hola Jorge? Jorge? Me colgó."
Es imposible expresar en el idioma castellano el odio en las caras de la Hermana Diega y de Elton John cuando la Hermana Cicatriz cortó.
Fue entonces cuando detectaron el distante grito de Miss Tubertia.

CUando los hombres ilustres y su ejército de marineros gay y la Familia Ingalls llegaron al lugar de donde había provenido el alarido ultrasónico de Miss Tubertia, se encontraron el cadáver del Caballero de Porte poco Caballeroso, pero no había señales de la joven sin ombligo.
Lord Tubertia se calentó y dejó inconsciente a un marino gay de un cachetazo. el Capitan Pinga Loca añadió "Exacto. Ahora el resto de ustedes recorra el St Pol Ma Carne en busca de la señorita."

Lo que ninguno de estos señores tenía en cuenta era que Shorsh tenía ruedas, porque había sido obsequiado con un kartin, y habia sido el primero en llegar. A sabiendas de la amenaza ninja que ahora se cernía sobre el crucero, había dicho a Miss Tubertia que se subiera, y ahora ambos se encontraban rumbo a los camarotes, donde tenían planeado refugiarse y tal vez destapar un champú.
Pedalearon como un vólido a lo largo del corredor pispeando velozmente hacia el interior de cada compartimiento: habitación vacía, habitación vacía, habitación vacía, señora lamiendo ensalada rusa del piso, habitación vacía, habitación vacía, hombre siendo circuncidado, habitación vacía, ninja, habitación vacía...
El muy vivaracho se aventuró hacia el pasillo flotando, porque los ninjas flotan, pero cuando miró hacia donde iban los susodichos sobre karting, no vio susodichos. Es decir, lo único que vio fue el kartin alejándose por el pasillo. Éste eventualmente se desbordó y explotó cuando caía al océano.

Termio, Calgastasio, Ñulfio, Rebaldo y Zopermio eran la mano derecha del Capitán Pinga Loca. Eran marineros y eran gays, y como resultado usaban esos uniformes blancos y azules, y los usaban voluntariamente.
La mano derecha del Capitán trotaban a lo largo de la cubierta principal, haciendo "hop hop hop hop hop" con cada paso, como soldados, sólo por diversión.
Ñulfio le tocó la cola a Calgastasio. Zopermio se sonrojó. Termio dijo "arre" y Rebaldo explotó.

Nota para mí mismo: ¿hace falta hacer explotar todo?

Lord Anselmo Zoilo Tubertia había decidido tomar el asunto con sus propias manos, y en el instante que nos ocupa (es decir ni antes ni después) estaba montado sobre el monstruoso Tahitiano llamado Serge Andy Stroy, dándole direcciones tales como "salta el aro" y "compra acciones de Hothead Games" y "golpee, golpee puerta!".
Sin embargo, la potencia de los brazos del ministro de seguridad interna venció las patéticas bisagras que sostenían esa puerta, y lo que encontró del otro lado fue una escena desquiciada: Shorsh Clunning y Miss Tubertia habían destapado un champú, y una cosa había llevado a la otra, y ahora se encontraban frotándose empedernidamente, lavándose el pelo mutuamente con el champú que acababan de destapar.
Miss Tubertia, al ver la cara de su padre, dijo: "Nooo... mi gatito...".

Cacho se subió a su zanella habiendo a prori introducido una docena de empanadas en el compartimiento correspondiente. Manejó sin apuro hasta el club de velas más cercano y condujo la motito a lo largo de un muelle. Cuando no hubo más muelle, Cacho siguió de largo, con la abnegación de un chepibe de fierro.

El sol ahora describía un arco irregular sobre la línea del horizonte, y el cielo era de un color violetitáceo cálido. Una suave brisa barría perezosamente el humo que salía despedido del despacho del Capitán Pinga Loca.
Serge Andy Stroy, quien acababa de llegar a la escena, decidió que era hora de ir al baño, y apagó el fuego con el primer chorrito. En el centro de la cabina se encontraba el cuerpo carbonizado del capitán, aferrando una réplica a escala de Alf. Serge fue el primero en detectarlo, y mientras arrojaba el cadáver al agua, dijo con solemnidad "volverá... en forma de fichas".

En el supersalón comedor, todos los huéspedes del crucero hablaban nerviosamente, tan enervados que un simple ruido de tenedor caído al piso podría ocasionar una catástrofe.
"Coman su flan de carne" les había indicado Lord Tubertia, quien había sido provisionalmente puesto a cargo por consenso no hablado. Sin embargo, la gente no tocaba los cubiertos. Los asesinatos eran ya conocidos por todos y la muerte del capitán no era nada tranquilizante.
"Bueno loco, que onda che" se crispó Lord Tubertia. "Está bien, designemos un nuevo capitán. Dado que tanto Pinga Loca como el Comandante señor y señorita Teté están caídos en batalla, tiene sentido que pongamos de capitán a quien estuviera inmediatamente debajo del Comandante Teté."
Así fue como quedó a cargo del St Por Ma Carne nada más ni nada menos que Miss Tubertia, que había sido la última en estar bajo el comandante Teté.

Shorsh Clunning, a todo esto, estaba meditando en la proa, con el cabello limpio y perfumado luego de un exhaustivo lavaje de Miss Tubertia. Las estrellas le guiñaban desde la bóveda. Qué de constelaciones, pensó Shorsh, qué de constelaciones... el Ganso Acobardado por allá, el Tatomófero un poco más al sur, a su derecha, y a lo lejos, se veía Erik Estrada, que contaban las leyendas, había sido puesto por Zeus justo entre el Violento de Calatraba y el Mafioso para que hicieran justicia celestial.
Si miraba más hacia abajo, había algo que se movía en el agua. Un punto que desplazaba agua furiosamente. Pronto dicho punto se transformó en una figura indefinida, y más pronto Shorsh comenzó a oír un berrido mecánico  en la distancia, el cual hizo un dramático crescendo a medida que la forma se aproximaba al St Pol Ma Carne.

Cacho realizó una doble mortal hacia atrás con la motonetita y aterrizó ileso en la cubierta, a centímetros apenas del atónito Shorsh.
"Ehh si mirá, me hicieron un orden por una docena de empanadas?"
"De qué son?" inquirió Shorsh con desconfianza ahora.
"Jamón y queso, monja".
"Uhh que rico, me das una?"
"Guarda flaco!" Cacho, con reflejos de livery, hundió la mano en el humeante paquete que contenía la orden y extrajo una empanada, y la arrojó por sobre el hombro de Shorsh. La empanada justiciera impactó en el medio del aire con una estrella ninja que venía volando en dirección contraria.
Más allá, en las sombras, Saquito de Té maldecía a sus ancestros. Cuando estaba a punto de lanzar una segunda estrella, tetaimpactó contra Miss Tubertia, la nueva Capitana del St Pol Ma Carne.

Morcilla de Porcelana, que como buen ninja, había logrado mimetizarse como un parquímetro y había pasado inadvertido a todos, estaba observando la escena desde su escondrijo: una cada vez mayor cantidad de gente  rodeando a su inconciente co-ninja, picándolo con ramitas y diciéndole cosas del estilo de "poné una tintorería chino puto". Saquito de Té lucía claras heridas por teta en la cara y toda la espalda, y Morcilla de Porcelana decidió que era su turno de rescatarlo.
Eyectó 4 misiles (porque los ninjas tienen lanzamisiles incorporado) y se zambulló entre los presentes haciendo el salto del ángel.

Cuando Serge Andy Stroy salió del supersalón comedor, la escena que se desarrollaba frente a él (en bullet time) era caótica cuanto menos: Morcilla de Porcelana escapaba el busto de Miss Tubertia aferrando a Saquito de Té, 3 empanadas volando en dirección del ninja y 4 misiles propulsándose sobre la cabeza de Lord Angelmo Zoilo Tubertia, quien temblaba y perdía toda clase de fluidos corporales; Shorsh Clunning, por su parte, se apoyaba sobre el apenas recuperado trasero de Turbesa Tutifrú Totner de Cuarta, quien por casualidad allí se encontraba, para atajar a los dos ninjas.
Dos misiles fueron interceptados por Serge, quien apenas sintió un sacudón equivalente a lo que para el resto de nosotros sería la vibración de un controller de playstation. Morcilla de Porcelana y Shorsh se encontraron en el medio del aire y comenzaron a pelear de forma rudimentaria, al tiempo que un misil los rozaba e impactaba con Cacho, quien explotó. Y su zanella también. El misil restante cayó en poder de la Señora Grasa, quien había escapado a su corral atraída por el aroma a empanada frita y había confundido al proyectil por un "cigarro" y de hecho su último pensamiento antes de tapizar media cubierta con líquido encefálico fue "al fin un faso, CUAC".
Serge Andy Stroy apretó con su mano a Morcilla de Porcelana, que seguía suspendido en el aire, luchando con Shorsh Clunning, y con su otra mano recogió a Saquito de Té, que estaba siendo tetagolpeado con furia por Miss Tubertia, una verdadera fiestera de ley, y de un jonronazo, los devolvió a China, probablemente para que pongan una tintorería.

Ya amanecía, y junto con el sol en el horizonte se asomó Madagascar, su destino final.
Shorsh se acercó a Miss Tubertia, quien miraba nostálgicamente apoyada en el barandal. "Te prometo que de ahora en más no dejaré qué estas se interpongan entre nosotros" y acto seguido arrojó las empanadas al mar con todas sus fuerzas.
"Oh, Shorsh!" dijo Miss Tubertia, y lo besó apasionadamente.
"Ejem." interumpió Lord Tubertia. "Jovencita, te has portado ejemplarmente. Aquí está la papa... " y le dio un tubérculo roñoso a ella "...y aquí está el loro." y le alargó a Shorsh el animal comatoso.
Intentaron por todos los medios administrarle la papa al loro, y finalmente decidieron golpearlo con ella hasta que penetrara por absorción, y fueron muy felices.

Este megapost está dedicado a la memoria de Juli, más conocida como Hermana de SDU-7. Ya sé que no está muerta pero, por el bien de la humanidad, quiero creer que algún día lo estará y entonces la anterior oración tendrá sentido. Cambio y fuera.

1.1.09

Mi primer página anti Nacho

Como algunos de ustedes, los que frecuentan los comentarios, saben, tenemos en Yoleíhu desde hace un tiempo a la mascota oficial, que es el anon comunmente conocido como el canceroso.
La mayoria de ustedes no lo quieren, pero personalmente lo encuentro muy cute ^_^

Los que no sepan a quién me refiero, lo van a reconocer por su grito de guerra (????) que es algo así: eee gil no jodas con el canser la concha de tu ermana ojala te agarre a vos y a toda tu familia


Sin embargo, en un vuelque de giro inesperado de las circunstancias, el canceroso se armó un blog con fines antinachísticos. Realmente, estoy conmovido. Quiero agradecer a la academia, a mamá, a papá, y sobre todo a los otros anónimos que dijeron que nunca mas entraban a Yoleihu y se ve que les gusta más de lo que quieren admitir, dado que ahora reaparecieron en los comentarios.


En fin, pasense por el blog del canceroso, a mi me inspira amor <3

www.nojodasconelcaner.blogspot.com (no CANCER, sino "CANER" no se equivoquen)