Los Cuentos de la Abuela Tota II

Hoy continuaremos un cuento que tiene mucho tiempo aquí en Yoleihu. Se trata de "El Problema de los Gnomos". Cuando dejamos esta fábula, Cara de Juan, un Gnomo que habia salido a regar las margaritas, había sido salvajemente pateado por un humano, y enviado volando a Banania.

Esto es lo que tiene para decir el afamado libro Crónicas de la Banana, de Gary Baldi, Puerto de Palos, 2006 sobre la vasta región de Banania:

Oh, si, recuerdo perfectamente mi visita a Banania el año pasado. Se trata de una especie de Republiqueta Bananera, pero que no se sabe bien si se trata de una región de la Tierra Media, o es un País, o un Imperio, o una Ciudad, o qué, porque el caso de Banania es muy pero muy especial.
Todo comenzó cuando los egipcios intentaron conquistar Egipto para abrir más sucursales de McDonalds, fue entonces que Hitler descubrió América y se armó la podrida. Para colmo, un ateroide del tamaño de un arnostíbulo cayó sobre Hungría y de ahi descendieron los astrohúngaros. A todo esto, Banania, una región de Rusia que se encontraba justo entre Ontario y Rio de Janeiro y que tenía forma de banana, fue creciendo en poder. Tanto fue asi, que en un momento llegó a desarrollar un ejército de Megazords para defenderse de la expansión de los egipcios. Su presidente, el excelentísimo Jorge Debolás afirmó: "Sí." y agregó años más tarde: "Hemos vencido."

El hecho de compartir una frontera con Cuba comprometía a Banania, debido a la crisis de los misiles, por lo tanto, Banania aplicó un embargo a Cuba para que no importara misiles, más que nada por aire, porque a los muy torpes los misiles se les caían en la mitad del aire.
Cuba era aliado de Rusia, y Rusia amenazó con dejar de exportar ensalada rusa a Banania, y esto era intolerable, porque a los bananenses les encantaba la ensalada rusa. Entonces, a Banania no le quedó otra que quitar el embargo a Cuba. Sin embargo*, Cuba ya era libre para atacar Banania.

Desde entonces, la devastación cubre Banania, que conservó su territorio pero ya no sostenia el chupetin por el palito.

* Re que todo lo de Cuba era un pretexto para poder decir sin embargo con doble sentido.

Bien, ahora apoyados por la bibliografía pertinente, procedemos a contar qué fue de Cara de Juan.

Resulta que Cara de Juan decide volver a su tierra natal, Surundanga, y tras una entrevista con el Presidente, Primer Ministro, Jefe de Gabinete, Ministro de Relaciones Exteriores, Jefe de Estado, Comandante en Jefe, Gobernador, Intendente, Secretario del Intendente, Carnicero, Quesero, Almacenero, Prostituta, Ratero y dueño del cyber local, que eran todos la misma persona, a decir verdad la única persona de Banania [el resto eran bolivianos], obtuvo una visa, y una patada en los genitales, que lo propulsaron de nuevo a Surundanga.

Allí nuestro gnomo se reencontró con sus amigos gnomos: Ojo el piojo, Anda la osa, Tirame la piola, Melleva el diablo y Ramón el portaservilletas. Esa misma noche, a la luz de las luciérnagas, los gnomos se organizaron para tramar una venganza. Le jugarían una buena broma al humano.

Se vistieron todos de Santa Claus: algunos llevaban carretillas, otros picos de cavar. Siguieron al humano hasta su jardín, ya entrada la noche. Lo esperaron de forma estática, sin mover ni un pelo (porque los gnomos tienen músculos en los pelos), y cuando el humano caminó hasta su puerta frontal, ni se percató de su presencia, creyendo que eran gnomos de jardín.
Fue entonces cuando los pícaros gnomos cobraron vida y pusieron su broma en práctica: Cara de Juan saltó sobre su espalda y hundió sus garras en el cuello del humano, despojándolo de su columna vertebral de un solo tirón. Los demás lo desmembraron y celebraron una fiesta con sus vísceras. Luego hicieron lo mismo con su familia entera, y, una vez que se dieron por satisfechos con sus bromas, quemaron la casa, y se retiraron a sus plácidos hongos-vivienda.

Y así concluye el tierno cuento de los gnomos, que nunca más tuvieron que hacer zapatos y murieron por inanición a los dos meses. Dulces sueños, mis querubines.