Llegó la Navidad
Buenas nochebuenas, señores. Quisiera compartir con ustedes el mail que escribo regularmente en Navidad a mis seres queridos. Helo aquí:
El tiempo pasa, y una vez más les traigo un mensaje pesimista para arruinarles la vida. Cuando pienso en que hoy les voy a mandar mensajes de texto a algunos de ustedes a las 11 de la noche para que les llegue bien, lo primero que remarco es: en el mail anterior de la Navidad pasada no dije nada de mandar mensajes, porque no tenía celular. Es más: juraba y rejuraba que nunca iba a tener celular. Y ahora lo tengo. Me da escalofríos, ¿a ustedes no?. De acá a un año te pueden pasar cosas buenísimas (o malísimas), y jamás se te hubieran ocurrido, pero en el futuro, cuando te das vuelta para mirar atrás, te das cuenta que el paso del tiempo es algo asombroso.
Así que, estimados estimados, aquí está nuevamente el momento crucial del año en que atestamos los shoppings en la infatigable búsqueda de una baratija para quedar bien con familiares que ni conocemos. Las líneas se saturan, los petardos estallan y los abuelos se ponen en pedo con sidra sin alcohol.
Es un momento para rememorar lo simbólico, y señalar la hipocresía: es mucho más barato ser amables todo el año con nuestros seres queridos en lugar de ser atentos en una sola ocasión. Es más barato, por no decir más fructífero: al final todos sabemos que por regalar baratijas nadie nos va a querer más.
Y aunque el bombardeo de papanoeles y publicidades originales pero masivas parece ser el estigma de que el barrigudo viene en dos días y todavía no le compré nada a los viejos, es mucho más: representa nuestra capacidad para querernos a pesar de la aparente locura navideña. Y es por eso que aprovecho el medio del email (que no se satura) para anunciarles a todos ustedes cuánto los quiero y cuánto espero que hayan sabido disfrutar las festividades a pesar de todas estas cosas. Porque, seamos honestos, la Navidad... se trata de los regalos.
Espero que acumulen muchas baratijas. Espero que sepan entender que preferí no regalarles nada a regalarles baratijas (mentira, ni siquiera me acordé de comprar nada). Pero sobre todo, espero que lo disfruten.
Feliz Navidad.
Nacho
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