16.1.10

Hipólito Yrigoyen y el caso de Nana Manisquilla

Hipólito Yrigoyen se agazapaba en cuclillas detrás de un cartel de neón que rezaba "Drink a Trombi". Hipólito Yrigoyen buscaba una posición cómoda; un reciente caso acerca de una virginidad perdida le había dejado la colita como un hamburgefontsiv. Hipólito Yrigoyen se preguntaba quien lo mandaba a realizar estos encargos, y al mismo tiempo comprobaba la munición de la submachinegun recortada. Hipólito Yrigoyen hacía todo esto porque del otro lado del burdel, 4 chinos lo estaban acribillando a tiros.


Hipólito, con la rapidez propia de un presidente, disparó una ronda entera por sobre el cartel sin siquiera ver a dónde apuntaba. Había oído en cierta ocasión que cada minuto, morían 4 chinos por heridas de bala: las estadísticas estaban de su lado.
Silencio fue lo único que siguió, y nuestro Hipólito aventuró una rápida mirada a sus espaldas: los 4 chinos estaban muertos, y desnudos por alguna extraña razón. Sólo un pequeño simio que no tendría más de 6 meses quedaba con vida, abatiendo dos diminutos platillos, con los ojos enormes y llorosos como queriendo dejar todo este horrible episodio atrás.

- Vuestro padre siempre os dijo: ¡resguardar la retaguardia!
¿Por qué hablaba con acento de Cataluña si era chino? Hipólito, nuestro Hipólito, no tuvo tiempo para atisbar ni un croquis mental de respuesta coherente: una cazurla bien puesta lo dejó inconsciente.

* * *

- ...oronga larga como mi brazo, te digo que era monstruoso...
Hipólito captaba fragmentos de realidad, todavía muy embotado para percibir más que pantallazos, murmullos, una palmadita en las pompis o un chino de dos metros mirándolo con apetito.
- ...construyeron un hospital sobre la pierna derecha, hacía mucho que n...
Alguien lo arrastraba.
- Bueno, ¿y si lo ponemos en cuatro? Yo voy primero, despues vos. - Hipólito Yrigoyen recuperó vitalidad en un abrir y cerrar de pija:
- ¡NO!¡DE NUEVO NO!
- No de nuevo, decía... - confirmó uno de los chinos. Estaban en una oficina onda mafia, con una mesa de billar, un gran escritorio y un potus que.. un momento, eso no era un potus.
- ¡Marihuana! ¡Pero eso es ilegal! Mis institntos me dicen que no estoy ni en una tintorería ni en una cancha de paddle.
Lamentablemente a Hipólito le faltaba quorum, bastante quorum, porque era uno contra dieciséis. Maldijo a las estadísticas, las mismas estadísticas que lo habían ayudado a derrotar esos 4 chinos en el burdel.

* * *

Interludio

* * *

- Bueno señor Manisquilla, está todo en el resumen del caso, pero por ahora le diré que no debe preocuparse más por su abuela de 5 años, está en un lugar seguro y no tiene recolección de los sucesos. De hecho, piensa que es un bull terrier.
- ¿Va a tener una muerte digna y pacífica al menos?
- Lo dudo. El capataz es un hombre sin barreras.
- Bien, supongo que no hay nada que pueda hacer por mi abuela. Sus honorarios, señor Yrigoyen.
- ¡Con este dinero finalmente puedo salir de este vertedero!
- ¿Planea mudarse a Villa El Concho a buscar fortuna?
- No, llamar a un cerrajero; literalmente hace meses que estoy encerrado en esta oficina.


Bueno, esta historia tiene muchos agujeros, el más importante de todos: ¿cómo puede ser que haya entrado el señor Manisquilla a la oficina de Hipólito si la cerradura estaba rota hace meses? Y no tan importante: ¿cómo se libró Hipólito de sus captores y resolvió el caso de la abuela desaparecida? Especulen en los comentarios, el que se luzca se gana su lugar en este cuento.

10 comentarios:

Ramireo dijo...

"Había oído en cierta ocasión que cada minuto, morían 4 chinos por heridas de bala: las estadísticas estaban de su lado."


Por favorrr, la mejor frase en larguísimo tiempo, sin lugar a dudas.

Acerca de cómo se las ingenio el hombre para entrar al despacho de nuestro héroe es algo sencillo de responder:
Hipólito Yrigoyen no se andaba con pequeñeces y había instalado hacía tiempo un complejo sistema de autodetección de intrusos. Cuando alguien maloliente o un tanto sucio, que siendo así no inspiraría ni un ápice de confianza, intentaba entrar al despacho del querido Hipólito, la Bombilla Roja se encendía, la pava pitaba y la puerta se cerraba a cal y canto. De esta manera, se aseguraba nuestro héroe de que nadie desagradable se inmiscuyese en su oficina cuando no estaba. Ya que su despacho se encontraba en los confines más oscuros del barrio más negro y venido a menos del lugar, tomar estas precauciones era algo tan lógico como parase en un pie y soplar fuertemente hacia el Oeste, Lejano oeste.
Pero quiso la mala fortuna que cuando Hipólito estaba instalando el complejísimo sistema, un pobre hombre de no menos de 60 pesados años, con miles de trapos puestos encima, acarreando más cosas que cabello, y con un hedor que podría sentirse a leguas de distancia, se acercó al lugar a pedir una moneda o, al menos, un poco de piedad.
Siendo que este personaje era tal como se describió a los "intrusos", la puerta se cerró a cal y canto, e Hipólito no pudo hacer nada más que resignarse, pues el sistema no estaba listo aún y la puerta no obedecería nuevamente. Además, luego de horas de trabajo infructuoso, su propio cuerpo emanaba olores ingratos y ni siquiera su mismo sistema lo reconocía como legítimo dueño del lugar.
Sin embargo, llegó un día en que un señor se acercó a la oficina, una vez más. Este era alto, rubio y muy pulcro; vaya a saber uno qué demonios hacía en aquel lugar de mala muerte. Este hombre era el Señor Manisquilla.
Al llegar al lugar y tocar a la puerta, esta se abrió en reconocimiento de un "Buen hombre", como se sabe decir.

Ramireo dijo...

Voilá!

Anónimo dijo...

JUAJAJaja genialll

Hermana de SDU-7 dijo...

La respuesta a todas las preguntas es la siguiente: Battlestar Gallactica.

JFHUSOghudkhbds

Puto el que no hace palmas (8)

He dicho.

Ramireo dijo...

¡Battlestar Galactica me hizo acordar tanto a Dwight! xD
juAUJaujaUJAju

Hermana de SDU-7 dijo...

Es que anduve con sobredosis de The Oficce. Asì que se me quedó el Battlestar Gallactica y las remolachas.

OSOS!

Hermana de SDU-7 dijo...

*Office

Lo escribí para el culo.

Ramireo dijo...

Te comprendo. Ojalá pudiera yo llegar a tu edad en tan buen estado (??

Gonzalo Nahuel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

la puerta se abría de afuera y se cerraba de adentro
y logró resolver el caso encerrado, escribió todo en el resumen.
esto se explica porque la marihuana le afilaba las capacidades deductivas y así entre halucinaciones y lógica pura, logró descubrir el paradero de la abuela.

la menos feliz aventura de Hipólito Yrigoyen de por lejos che