3.11.09

Granopús y otros cuentos para niños

Hoy voy a compartir con ustedes algunas fábulas extraídas de Granopús y otros cuentos para niños, por U. Buntu, Editorial Dacagah, 1983. Esta es la primera de ellas:

Dice que había un cerdito enfrascado, quien por su curiosidad había metido el hocico donde no debía (léase el lecho del Granjero Baraka) y ahora se hallaba distribuido en varios envases de diversos tamaños y colores. Y aunque su peñuza más diestra estaba en un tarro aceitunero flotando en formol y sus gónadas hacían un espectáculo, estruendoso cuanto menos, desde un bol etiquetado "ésta es para Analecta, la señora de Gusufrido Pijacorta, que gran necesidad tiene", su espíritu estaba intacto, y no había sido enfrascado todavía.

Fue así como movió los recipientes, centímetro a centímetro, con amor y paciencia, en dirección a la ventana del granero, con la esperanza de ver las estrellas una vez más. Pucha, pensó, es de día, pero  ¡qué lindo día para un asado! y movido por este pensamiento, arrojó los tarros, platos, boles, tuppers, ziplocs, floreros, coladores, termos, bandejas, pavas, cafeteras, tazas, tazones, tubos de ensayo, paneras, cocteleras, frascos, botellas, copetines, frasqueras, redomas, morteros, mamushkas, hervidores, envases, ollas, ceniceros, mezcladores, sartenes, saleros, platones, cacerolas, fuentes, copas, matraces, vasos, baldes, escupideras, teteras, pintas, jarras y jarrones en que estaba distribuido, por la ventana, y todo su cuerpo mutilado recayó sobre la parrilla en que el Viejo Wankitole estaba asando un zapato, para el presunto goce de la familia, que muy numerosa y muy conocedora de las penurias de la vida era, pues sus ancestros eran ases en la disciplina de escatimar recursos, o "amarretar", como quien dice.
Y desde ese día conocemos los placeres de comer chancho a la parrilla, gracias al sacrificio de aquel valeroso cerdo burgués.

Moraleja: si te dice que sos una diosa, que sos única y que te ama, es porque todavía no entregaste el rosquete.

A ver Rubén, cambiá el casette de lado. Dale, metele que estamos al aire. Eso. Bueno, ahora dale play porque sino voy hasta allá y te coj...

En una buhardilla no muy lejos de allí, pero en una galaxia distante, Granopús pavea con sus amigos, Febril Gacebo, Baratín de Gucha, Ñuñ, El Mulo, Miss Flavio y una caja vacía de jabón en polvo al mayorista que habían encontrado en las vías del perrocarril. Comentaba Granopus sobre el moco que se había extraído el pasado martes cuando El Mulo sintió en su cerebro una perturbación:
"ahijúna, detecto un animalejo"
Dijo Febril: "te confieso que me has dejado perplejo"
a lo que Miss Flavio: "en el culo tengo pendejos"
y Ñuñ: "el idioma italiano muy bien manejo"
Baratín de Gucha recuperó el hilo: "acaso la criatura ésa, es un conejo?"
"no es tal cosa, sino un lagarto viejo"
y la caja de jabón en polvo declaró: "".
Todos estuvieron de acuerdocon la caja y pronto comenzaron a perseguir la lagartija. Ésta ingresó a una caverna del tamaño de una potranca en etapa embrionaria. Ñuñ, la muy sucia, comenzó a tragar tierra, y lo hacía con tal maestría y devoción que poco tiempo transcurrió hasta que el hueco fue grande como para albergar un buquebús alemán. "Marchad, lacayos!" dijo Granopús y se comió el puño de una VIDA. Avanzaron en hilera por el túnel, teorizando sobre si encontrarían algo más que sangre en el inodoro al dia siguiente, por haber estado masticando botellas de vidrio esa misma mañana.
Un pedazo de carbonilla cayó a sus pies. "Aquí debe haber negros" comentó Baratín de Gucha, que mucho sabía del tema. Internábanse en las hondidades de la cueva y cosas más extrañas continuaban sucediendo. Ñuñ, por ejemplo, tropezó con lo que creyó que era un jugador de la selección, y no muchos metros más para allá, Granopús atestiguó un Río Sena que huyó rápidamente por un pasadizo. El mismísimo Bilbo Bolsón venía corriendo de unos orcos, pero se desinfló y cuando lo inspeccionaron de cerca, era un tatuaje en la entrepierna de Gandalf el Cobalto (todavía le faltaba práctica para ser Gris). Corrieron de espaldas más y más profundo, mientras un pasacassetes de crochet narraba en forma de haiku todo lo que sucedía...

Barba quemada
huíd, jóvenes cartón
quiero mi pizza.

Un puño más allá
esquivad los nudillos
flamenco idiota.

Marrón axila
calzones con pororó
preposición.

A, ante bajo
con contra de desde en
aaarrrrrrrre :$


Así cantaba el dichoso aparejo, mientras todo el mundo empezaba a desdibujarse y convertirse en un mal chascarrillo de los sentidos. Tomad cualquier historia corta de Borges, trizad las páginas e intercambiad las páginas, las líneas, las palabras, y aún eso tendrá más coherencia que lo que sucedía en aquel momento. Hacia el final, y mientras un tarro de entre comillas le absorbía la peineta, Granopús alargó una desviación tangencial en pro de macarrón, y no sin un esfuerzo ravioláceo acarició una dulce peladilla de manteca moscovita que para donde un pantalón. 2000 mililitros de insulina, horas de diálisis, un triple bypass y una colonoscopía de yapa (porque la Dra. Catorce dijo ya que estamos, no?) Granopús despertó del coma alcohólico.

Y la moraleja es: cruzarse de vereda si viene un negro es ser cauto, no cagón. Y otra más: nunca uses lentes por la calle, porque ven los vidrios se les cruzan los cables, y te tratan de robar el autoestéreo.

Uno chiquito para el camino, y dejense de joder que ya estoy trabajando en un spinoff (es verdad).

Pedro Polvofácil era el guardia de la garita de seguridad del pórtico de Zarizyn. El pueblo había sido anexado ya a la República Cosaca que dominaba la zona septentrional de Rusia. Luego de una serie de altercados que tenían que ver con toquetearle la flauta al capitán del equipo de rugby, Svet Muñecovsky, se lo había asignado a esa posición, y su unico deber era avisar a todo el pueblo de la venida del ejército imperialista. Cierta noche Pedro estaba aburrido (ya iba por la quinta), y se dijo: "vamos a jugarles una treta a estos naboletis". Hizo sonar el cuerno, tocó la campana de alarma y puso a cocinar unos huevos. A continuación comenzó a gritar a todo pulmón "VIENE EL LOBO IMPERIALISTA, ALLÍ EN LA DISTANCIA SU EJÉRCITO ADVIENE COMO UNA OLA DE TERROR Y OPRESIÓN, ESCONDAN A LOS NIÑOS Y LAS JERMUS! VIENE EL LOBO, EL LOBO IMPERIALISTA".
Al cabo de todo el alarde, y cuando finalmente se avivaron que no había ningún lobo imperialista, los pueblerinos fueron a buscar a Pedro, quien se revolcaba en el piso ahogándose con carcajadas: "ja ja ja, tontos, verdaderamente escondieron a los niños y las jermus! Qué inteligente eres, Pedro, y qué mala pasada les has jugado a la gente de Zarizyn! ja ja ja!"
A Pedro se lo cogieron y lo quemaron en la horca por hijo de puta.

Moraleja: nunca dejes los huevos en la sartén, nunca sabes cuándo una turba enardecida puede venir a cogerte y quemarte en la horca por hijo de puta.


Este postA va dedicado a Anónimo, que nos ilumina siempre desde su anonimato, y que si no se hubiera puesto nervioso en los comentarios del postA anterior yo nunca hubiera terminado de escribir esto.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

jauajauaj excelenteeeee. va a haber que hincharte las bolas en los comentarios para que sigas postAndo?

Nacho dijo...

Cabía alguna duda?

Anónimo dijo...

Tu vieja escavia con algunos budas

Guillote dijo...

wiiii este post se lleva la Concha de Oro... *rewind*... Cómo? Sí, es cierto, hay un premio en España que se llama LA CONCHA DE ORO


Sin más, te dejo mis felitaciones por el postA. Yo le doy 13/15 este país es una mierda.

Anónimo dijo...

tengo entendido que los cerdos no pueden ver el cielo. ergo, tampoco las estrellas. me sorprende, nacho.

Mery dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJJAJA!!!!
Brillante, sin dudas... Reí hasta llorar...

Me pego a este blog!
Beso