24.2.09

Encuentros Cercanos del Tercer Tipo

Encontrarse con una inteligencia superior siempre toma un cierto tiempo para acostumbrarse sólo a vivir con el recuerdo de ese encuentro - le digo a Rubén, que intenta no perderse nada de El Curioso Caso de Bénchamin Baton.

Empecemos por el principio. Fue un fin de semana inusitadamente caluroso. La Interporn no había funcionado esos días.
Era domingo a la noche, y el problema era acuciante, porque al otro día venía gente a laburar. Fui al cyber a terminar un trabajo urgente, y cuando estaba de salida, me quedé charlando con el dueño de tan lastimoso antro. Le conté de mi problema, y él dijo aquellas palabras, "si no le encontrás la vuelta, llamalo a El Ingeniero".
Y ahí estaba, en la pc central tratando de hackear el PornBlock, El Ingeniero. Un halo de luz celestial lo coronaba. Lo saludé y agendé su número.

Aproximadamente dos horas más tarde, habiendo intentado todas las posibles combinaciones de configuraciones que se me ocurrían, la Interporn seguía como judío en un entierro. Así que llamé a El Ingeniero. Y vino.

Fue con tono jocoso que me preguntó "el modem siempre está así boca abajo?" y fue con tono curioso que yo le respondí "em sí".
El Ingeniero se arrodilló, apretó un botón oculto, y cuando se incorporó ya había, mágicamente, Interporn. Ese botón oculto no lo sería así si el modem viviera boca arriba, pero aún así El Ingeniero, pienso, no debe haber dejado de pensar "¿a los retrasados mentales se les cobra menos?".

De gaucho nomás, El Ingeniero peló un Live CD de Mandriva y lo corrió en la PC de mi padre, para investigar la causa de su lentitud. Cosa que logró.

El Ingeniero y yo hablamos un rato de cosas locas, como Open Source, bases de datos, la vida, el amor, los astros y los sueños. Llegado cierto punto de la conversación, El Ingeniero menciona, como quien no quiere la cosa, que trabaja para Google.

En ese momento, señores, les diré que se me detuvo el cooler. Un técnico de Google en mi propia casa, esto era perturbador. Me invadió una oleada de cataplaxis que me dejó tan idiota como una publicidad de Colgate.

Pronto después de eso nuestra entrevista se dió por finiquitada por un desembolso de $80, que yo considero bien pagados.

Ésta es la historia de El Ingeniero un personaje de adoración, cumbre de mis deseos y génesis de mis emanaciones. El Ingeniero es más que un hombre, es un concepto, un ideal, un espíritu de valentía en el pecho de los argentinos que nos impulsa a seguir adelante cuando toda la esperanza se apaga.
Sólo podemos hacer camisetas con una estampa de su cara y rezar por que algún día, desde lo alto, nos sonría y nos apriete a todos el boton de reset que tenemos oculto allá donde no nos da el sol.

Y, como yo sabía que ocurriría, Rubén ya completamente desentendido de la película, se puso de rodillas y me besó las manos con que había tocado a El Ingeniero.



El Ingeniero.

6 comentarios:

Dr. dijo...

No creo en dios, pero ufffffff!!!....
Me arrodillo ante este tipo!

Un saludo!

Anónimo dijo...

No creo en dios, pero ufffffff!!!....
Me arrodillo ante este tipo!

Un saludo!

Dr. dijo...

Jajja comente dos veces :P... Me anda medio moquero este internet..

Anónimo dijo...

tres veces. veo que su cerebro tampoco anda muy bien.

Guillote dijo...

Por donde pasa El Ingeniero arregla todo lo que lo rodea. Yo creo que si Nacho apretaba ese botón la internet no volvia. Si lo hacia yo tampoco. Solo él.

Max ahora está reluciente.

Anónimo dijo...

envidiame.
yo tengo al ingeniero en casa. ña ña ña