9.12.08

TÓRDIDA DESVENTURAS DEL DESDICHADO ARLONZO

TÓRDIDA DESVENTURAS DEL DESDICHADO ARLONZO

 

 

 

 

 

 

 

CAPÍTULO I

 

DE CÓMO ARLONZO LLEGÓ AL MUNDO

 

 

 

 

Era una fría noche de verano. Los gorriones se deslizaban por el cielo y piaban componiendo sinfonías dulces pero no tanto. Los campesinos devoraban una cena compuesta en su mayoría de carnes hediondas y muy poco apetitosas. Y las señoras, más feas que un pie, se paseaban por las callejuelas de las villas intentando demostrar –en vano- una belleza inexistente. Así quiso el destino que las cosas se configurasen para la llegada de Arlonzo a este incomprendido mundo.

 

 

 

-¿Zulma, cuánto falta para comer? Tengo un hambre que no veo- Exclamó Don Sigorzo a tiempo que fijaba la vista en el baqueteado cielorraso.

-Muy poco. Según parece un desprevenido pollo acaba de posarse sobre la sartén. Ni bien se descuide le doy un mentecazo y la cena estará lista. Entre tanto, ve a buscar a los niños que están jugando en el pueblo- Respondió la no muy agraciada Zulma observando la cocina.

Y así, Don Sigorzo hizo lo que se le ordenaba mientras dejaba volar su imaginación y se encontraba a sí mismo devorando un invisible pollo asado, jugoso, tierno. Y en esto estaba cuando llegó a la entrada del pueblo. Atravesó entonces la primer calle, luego la segunda, la tercera y finalmente llegó a la plaza. Allí estaban esos desgraciados engendros, jugueteando con una Tubaba.

-¡Zoilo, Zulvo, Irgonzio, Férvolo, Chifno, Higno, Zínzigo!- Llamó enérgicamente- ¡Hoy comemos!

Al canto del dulce palabrerío que prometía comida, los siete niños se dieron vuelta en una fracción de segundo y, al cabo de un instante de confusión, habían arrojado a la Tubaba  a un pozo, aprolijado sus ropajes, peinado sus escasas cabelleras, puesto su mejor sonrisa y acercádose a su padre. Éste, sacó la soga que tenía preparada especialmente para esos casos, ató a cada niño por la cintura y se encaminó de vuelta al hogar mientras tarareaba una melodía pegadiza y alegre, seguramente auspiciada por el delicioso pollo al disco que saboreaba de antemano.

Entre tanto, Zulma, su mujer, había tropezado con una cruel estratagema del destino. No bien su esposo había partido a buscar a los pequeñines, ella habíase preparado para darle caza al inocente pollo que se posaba sobre la sartén. Pero, en el mismo momento en que estaba por asestar el mentencazo que acabaría con la vida del ave y traería felicidad y jolgorio a la casa como nunca antes se había visto, el niño que hace nueve meses fue producto de la imprudencia, intentaba salir del vientre de su madre. Ésta, que no podía creer su mala fortuna, casi se desmaya. Sin embargo, no fue así y se logró agarrar de un mango para intentar evitar una caída infructuosa. Este mango, sin embargo, resultó ser el mango de la sartén, la cual, al moverse violentamente, asustó al polluelo que, en ese instante, alzó un vuelo a medias y escapó por una ventana. Ya sin cena y con un niño en camino, Zulma se recostó sobre una bolsa de papas vacía y dejó que la naturaleza obrase por si misma.

 

Don Sigorzo, en ese instante, había llegado a la puerta de la casa. La abrió entonces e introdujo a los retoños en esta. Les ordenó –por medio de manotazos y gesticulaciones- que se pusieran su mejor traje; esa noche se recordaría por lunas y lunas. Así obraron los pequeños malandrines mientras su padre se dirigía a la cocina a supervisar el asunto de La Cena. Grandiosa fue su sorpresa cuando vio a su mujer rendida sobre la bolsa de papas, con las piernas abiertas, la sartén vacía y, para colmo, un niño asomándose de sus partes nobles. A punto estuvo el pobre de desfallecer. En vez de eso, puso el grito en el cielo y la ira golpeó salvajemente su cara; su triste expectativa había quedado reducida a la ruina. Y no sólo eso, sino que ahora debería auxiliar a su señora en la trabajosa tarea de sacar al malviviente de su entrepierna.

 Así fue que “al mal tiempo, buena cara”, Sigorzo puso manos a la obra. Se acercó a Zulma, abrió sus piernas, tomó la resbaladiza piernecita del niño y, todavía con la idea del pollo fija en su cabeza, tiró de ella como si estuviera pronto a desmembrarlo. Afortunado fue el pequeño al conservar intacta su extremidad, y afortunado fue su padre al no perder a su desvanecida esposa en el proceso. Ésta, que todavía no salía de su asombro, exclamó con una voz potente y de carácter masculino:

-¡Córtale el cordón sombrelical de una vez, hombre!

El esposo hizo lo pedido y pronto el niño comenzó a llorar desconsoladamente, ya sea porque estaba acostumbrando a sus pequeños pulmones a respirar, ya sea porque sabía de antemano la desgracia que le esperaba en años venideros. Pero Sigorzo (que era tan ignorante como una mula) atribuyó dicho llanto al terrible navajazo con el que había cortado el cordón y, presa del pánico, huyo furtivamente en la noche a pueblos lejanos de los que nadie sabe, pensando que su degenerada esposa (al haberle pedido la susodicha tarea) habíale jugado una vil artimaña y que él, hombre como era, había caído en ella. Quedó entonces Zulma en el suelo, con un dolor en el bajo vientre, un niño recién venido al mundo, siete más que esperaban un pollo asado en la otra habitación, un esposo fugado, una casa que a duras penas se mantenía en pie y un sinfín de desdichas que se sucederían sin ton ni son.

 

 

6 comentarios:

Nacho dijo...

Yo cuando lo lei no lo pude creer. Qué maravilla señores. Un prodigio de la literatura postmoderna.
Es como echarse un garco en el jardín del edén. Sublime y retorcido. Y granuliento, si la noche anterior comiste choclo.

Señores yo leí el capitulo 2 y les aseguro que se viene algo. Agarrense a sus correspondientes órganos sexuales (no se confundan: tienen que ser los suyos propios) porque yo casi pierdo las pelotas de la risa.
Contundente como un Chuck Norris.

Aépa. (Que en algun lugar de Edenia quiere decir "bienaventurada sea su merced").

Xavi Imagini dijo...

Jejeje, vuelvo a confirmar su sagacidad. La desventuras de Arlonzo prometen(no quiero ponerte presión pero... sí).

Saludos cordiales

Anónimo dijo...

mmm....
solo leer el titulo me aburrio...

zzzzZZZZZZZZZZ!!!!!!!

ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ!!!!!

Hermana de SDU-7 dijo...

Anónimo es un amargo, no sabe apreciar la literatura postmoderna o no durmió lo suficiente y por eso se durmió.

Bueno, Ramireo: apurate a poner la 2da parte porque así no va, hay tiempo para las cosas, viste? y si no los respetás, vas a tener problemas (y vos no querés tener problemas, al menos no conmigo)

(???)

Anónimo dijo...

Ah bue. Amenaza mafiosa de parte de la hermana de sdu!
Vos mafioso.
No, vos tubaba.
Bue, metele a la segunda parte nomas Ramireo.

Hermana de SDU-7 dijo...

¿Y qué te pensabas, Hernán? ¿Que era una chica cualquiera?
A que nadie se lo esperaba....