1.5.08

El Quegay: fenómeno pasajero u obligación instintiva?

El Quegay es un rito, es un impulso, es una pasión, un rayo de esperanza que llega al corazón [?].
Cuando un hombre dice "anoche probé la vergamota", aunque obviamente está comentando la ingesta de un inocente vegetal, cualquier otro hombre en las cercanías se ve automáticamente impelido a dar a entender de alguna forma que el primero se la come doblada.

¿Cómo funciona esto? Todos los hombres tienen una glándula especial en el cerebro que segrega la reputina, una enzima que estimula los centros auditivos para mantenernos al tanto de cualquier palabra remotamente maricona que escuchemos. Entre estas, se encuentran sabroso, banana, buen mozo, chupete, delicioso, trozo, calentita, Pablo Echarri, probé, degusté, lamí, me comí, saboreé y todo el repertorio de verbos que connotan un trabajo de la lengua y/o ingesta.

Al detectar alguna de las susodichas (e incluso más) palabras, un impulso nervioso instruye a los pulmones, las cuerdas vocales y la boca para articular una expresión del estilo de "Nahhh, que gay".

Y eso es el Quegay.

Todo hombre debe estar todo el tiempo a la guardia, nunca dejando escapar estas expresiones, POR LO MENOS, con otro hombre en las cercanías. Y si es inevitable, debe asegurarse por todos los medios de dejar en claro que no hay otra forma de expresarse y por lo tanto minimizar los daños. Ejemplo: "No me gusta la pera. [suspiro y expresion de molestia y resignación BIEN evidentes] más me gusta la banana".

Hay hombres crueles que van mas allá y tratan de engañar a sus congéneres para hacerlos caer en la trampa. Pero esos por lo general son los más inseguros de su virilidad y hay que tenerles lástima.

Bueno, ahi les dejo la pelota picando a los que comenten: cómo me gusta el canelón con crema!

3 comentarios:

m. dijo...

y cuántos te comés?

Nacho dijo...

Dos o tres.

Nowis dijo...

sarandeame el canelon que te baño en salsa blanca no urca gax kiey viste lo que dijo "soy gay"