19.2.08

Carta a mi Heladera

Hola.
Sí, soy yo; y sí, ya se que me dijiste que me querías volver a ver.

Germán, te lo pido desde el corazón: reconsideralo. Pensá en esos maravillosos años que pasamos juntos. Me diste tanto... me enseñaste a racionar, a descongelar, a enfrizar, abrir y cerrar, pero más importante, me enseñaste a soñar.
Extraño esa suave briza, ese olor a limpieza que tiene el aire frío de tu congelador... el chucho que me recorría de pies a cabeza cuando te abría descalzo (aunque ahora que lo pienso tal vez era corriente).
¿Te acordás aquella tarde de mayo cuando volqué el sachet de aceitunas? Cómo nos reímos mientras sacaba todos los alimentos no perecederos para limpiar...
Necesito tu brillo en mi cara y tu puerta en mi mano, necesito oírte tomar corriente en el medio de la noche, pero por sobre todo, necesito tu comida...

...tengo hambre.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

ajjajaj es buenisimo...

me encanto